domingo, 31 de marzo de 2013

DOMINGO DE PASCUA



Era la mañana de Pascua cuando la familia Martínez se disponía a prepararlo todo para la Semana Santa, el pequeño Andrés este año salía por primera vez como penitente, estaba muy entusiasmado de poder acompañar al Señor en su recorrido por las calles de la ciudad.

Anastasia había encargado a Adeline que preparase la merienda con productos propios de la fecha de Pascua, mientras ella y el pequeño Andrés se dirigían al taller de la Señora Rosario para recoger la túnica de Nazareno que le habían encargado.

En la mesa no faltaba de nada Adeline había preparado: roscos, torrijas, monas y huevos de pascua. Todo tenía un aspecto suculento.

Mientras tanto Anastasia y su hijo llegaron al taller de la Señora Rosario, donde esta les estaba esperando dándole los últimos retoques a la túnica. Aunque estaba lista le faltaba darle un buen planchado para que ese día reluciera en perfecto estado durante la procesión.


El pequeño al entrar en el taller y ver su túnica preparada, sintió una gran emoción y deseos de que llegara el día de la procesión.
Pero mientras que llegaba ese día tendría que conformarse con probársela en el taller, para que Rosario comprobase que estaba todo perfecto y no le quedaba larga ni ancha por ninguna parte.
Tanto la túnica como el capirote y el cíngulo le quedaban perfectos al pequeño Andrés que ya estaba listo para esperar al día de poder procesionar por las calles.


Todos los días el pequeño soñaba con el momento de poder acompañar al Cristo ya que desde muy pequeño recordaba como su hermana había salido todos los años en la procesión, y el tenia que conformarse con ir a verla, esperando el momento de hacerse más mayor y poder salir junto a su hermana.  Pero este año había llegado ese día tan ansiado para Andrés y por fin era lo suficientemente mayor como para poder procesionar junto con su hermana la estación de penitencia.
Este año tendría su propia túnica y no tendría que probarse la de su hermana imaginando que sería mayor para tener una como esa.

Una vez que se quito la túnica la señora Rosario la puso en una bolsa y se la entrego a Anastasia que junto a su hijo tomaron camino hacia la casa.

Allí en el salón les estaban esperando Alfonso y Sofía y una vez tomaron asiento todos se dispusieron a probar los suculentos manjares que Adeline les había preparado.
A los pequeños les encantaban los huevos de pascuas de colores, rellenos de chocolate. Y mientras pasaban la tarde en familia merendando, hablaban sobre los planes que tenían para Semana Santa, las muchas procesiones que verían, la salida de los niños en la procesión y sobre todo lo que más importaba es el tiempo que pasarían todos juntos y lo que disfrutarían de él en familia.



Espero que hayáis pasado unas felices vacaciones. Besos

3 comentarios:

  1. Very beautiful Easter displays. Great work!
    Happy Easter and hugs, Drora

    ResponderEliminar
  2. Una historia magnífica y has reflejado a la perfección el sentimiento que se tiene cuando se sale por primera vez como penitente.

    ResponderEliminar